El presidente electo Javier Milei ha declarado hace unas horas que la sanidad será privada a cargo (el pago) del ciudadano argentino que se lo pueda permitir, al igual que la educación, que también será privada en su totalidad. El argumentario es el siguiente: la riqueza la genera el sector privado, es decir las empresas privadas. Entiende que los impuestos son un robo, perpetrado por "envidiosos", donde no se puede culpar el éxito de un gran empresario equiparándola a la falta de oportunidades del que menos tiene. Meritocracia retorcida sustentada en falacias.
En primer lugar, la riqueza la genera la clase trabajadora. Si hay un "ladrón" aquí, que lo hay, es el empresario que se queda con la plusvalía, de toda la cadena de producción, a cambio de un salario que todavía se quejan en pagar. La empresa de hoy día es el envalse de la riqueza, la fuente es la clase trabajadora. Y no se me entienda mal, la empresa privada es indispensable para el funcionamiento de la economía, pero las cosas por su nombre.
En segundo lugar, es más que sabido que el liberalismo, el libre mercado, el libre comercio, tal como está establecido en sus formas y normas por todos los países que están en el "negocio especulativo y privatizador", tiene una enormísima tara que es la desigualdad que provoca el propio sistema. Los impuestos tratan de redistribuir, en la medida de lo posible, para atajar esas propias deficiencias por el bienestar del ser humano. Porque el concepto básico del capitalismo es supeditar la comodidad de la persona en post del capital, pero la vertiente ultra liberal ha conseguido que (gracias a la desinformación de los medios de comunicación privada) se supedite la creación de riqueza al bienestar del ser humano.
Y por último, el ejemplo práctico. Sin la intervención del Estado, porque un Estado obviamente tiene que ser intervencionista si no para qué un Estado, llegarán pronto las supresión de todo lo peleado durante este último siglo: todo los avances logrados en materia laboral. Salario mínimo, poder ponerte enfermo con una pequeña red de seguridad, vacaciones, horarios, etc. Una pareja argentina de clase trabajadora, que tendrá que trabajar de sol a sol para poder subsistir (si es que lo consiguen), no podrán ponerse enfermos. Ya no por la pérdida del empleo, si no porque una simple apendicitis los podrá matar. Porque ante la falta de poder adquisitivo, la empresa de sanidad privada no te va a dejar endeudarte con ellos ante la falta de garantía del pago de sus servicios. Los hijos de esta pareja serán analfabetos, porque no se podrán permitir educación privada, no habrá educación pública y ellos mismos poco le podrán enseñar por el mismo horario laboral. Se perpetuará así el perfecto círculo de la pobreza, es decir que volverá ese techo de cristal y los puestos cualificados serán exclusivamente para los niños de papá.
Bienvenidos a la jungla ultraliberal Argentina.
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