He entendido, por fin, que el votante de la derecha de este país es semi analfabeto. No porque sus representantes ideológicos hayan ganado holgadamente sin más proyecto que quemarlo todo, creando un adversario, un enemigo, una simple distracción que les ha servido como huida hacia delante de todas sus fechorías, no. Si no porque he comprendido que sus meteduras de pata, sus nulas interpretaciones sobre fenómenos y sus nulas aportaciones paliativas están calculadas letra por letra. ¿Cuántas veces nos hemos burlado del nivel intelectual de Mariano Rajoy, de Díaz Ayuso o de Pablo Casado? ¿Cómo es posible que el más acérrimo de sus votantes no haya abierto los ojos ante tal falta de nivel? La respuesta es muy simple; Saben a quién se dirigen y cómo se les tiene que hablar para convencer. No les queda nada en esas cabezas si les hablas de Salario Mínimo, acceso a la vivienda o subida de las pensiones al IPC, la respuesta de sus neuronas a tales vocablos no les hace revolverse en el asiento porque no se sienten lo suficientemente asustados, deprimidos o airados. Entonces, el fantasma de algo peor, el temor de un eminente ataque del adversario y mentiras y medias verdades regadas en cada rincón del hasta el más pequeño medio de información son un cóctel infalible.
La reflexión me llevó a la siguiente conclusión. Las meteduras de pata a lo "es el vecino el que quiere que sea el alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde" buscan un efecto humanizador para el político, pero Pablo Casado o el sobrino de Rodrigo Rato diciendo que la energía renovable no es la solución porque el sol no sale de noche está más que calculado. No creo que estos individuos piensen que sus móviles funcionan sin cable por alguna especie de brujería, saben a quién se dirigen y la intención que buscan generar.
Saben que no tenían nada que proponer para la economía, el empleo, las pensiones, las ayudas de los más vulnerables, las cosas de comer. El efecto banderita ya no tenía más recorrido y han tirado con todo por ETA, Okupas y pucherazo electoral. Saben a los animales, y no busco ser ofensivo, que se dirigen. La izquierda busca enseñar a hablar a perros cuando estos sólo pueden mover la cabeza a un lado en un intento banal de comprender y sólo se mueven por sensaciones, voz en grito o por agitación violenta.
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