lunes, 29 de mayo de 2023

El votante de derechas es semi analfabeto ¿Odio y mentiras a cambio de las cosas de comer?

He entendido, por fin, que el votante de la derecha de este país es semi analfabeto. No porque sus representantes ideológicos hayan ganado holgadamente sin más proyecto que quemarlo todo, creando un adversario, un enemigo, una simple distracción que les ha servido como huida hacia delante de todas sus fechorías, no. Si no porque he comprendido que sus meteduras de pata, sus nulas interpretaciones sobre fenómenos y sus nulas aportaciones paliativas están calculadas letra por letra. ¿Cuántas veces nos hemos burlado del nivel intelectual de Mariano Rajoy, de Díaz Ayuso o de Pablo Casado? ¿Cómo es posible que el más acérrimo de sus votantes no haya abierto los ojos ante tal falta de nivel? La respuesta es muy simple; Saben a quién se dirigen y cómo se les tiene que hablar para convencer. No les queda nada en esas cabezas si les hablas de Salario Mínimo, acceso a la vivienda o subida de las pensiones al IPC, la respuesta de sus neuronas a tales vocablos no les hace revolverse en el asiento porque no se sienten lo suficientemente asustados, deprimidos o airados. Entonces, el fantasma de algo peor, el temor de un eminente ataque del adversario y mentiras y medias verdades regadas en cada rincón del hasta el más pequeño medio de información son un cóctel infalible.

Hace unos días entre en una red social en la que agradecían a un tal fulano que estuviese lloviendo en la península después de tanto tiempo de sequía. Obviamente creí que era ironía pura y dura, pero eso no me sació lo suficiente para no hacer clic y leer algunos mensajes. Para mi sorpresa no eran chistes, había una profunda conspiranoia que me hizo estremecer de verdad. El asunto es el siguiente, hacían referencia a las estelas de condensación producidas por la interacción de los gases que expulsan los aviones con los de la atmósfera, que a esas alturas el aire es más denso y tarda más en desaparecer formando el efecto visual de una pequeña nube. La idea principal de base era que esas estelas eran en realidad una especie de producto químico que a modo de fumigación estaban alterando el clima para que no lloviera. El villano detrás de este suceso no era otro que el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Tras cada comentario cargado de tremenda estupidez había un lenguaje agresivo, violento e insultante que no podía creer. Se habían traspasado todos los límites de mi comprensión con cada mensaje de apoyo al fulano, luego me hizo reflexionar sobre qué clase de sujeto puede tragarse tal ridícula teoría. Una cosa es ver los granos corruptos de unos para desviar las montañas de los otros, pero algo tan tonto no me lo podía llegar a imaginar y mucho menos que tuviera un efecto en el voto.

La reflexión me llevó a la siguiente conclusión. Las meteduras de pata a lo "es el vecino el que quiere que sea el alcalde y es el alcalde el que quiere que sean los vecinos el alcalde" buscan un efecto humanizador para el político, pero Pablo Casado o el sobrino de Rodrigo Rato diciendo que la energía renovable no es la solución porque el sol no sale de noche está más que calculado. No creo que estos individuos piensen que sus móviles funcionan sin cable por alguna especie de brujería, saben a quién se dirigen y la intención que buscan generar. 

Saben que no tenían nada que proponer para la economía, el empleo, las pensiones, las ayudas de los más vulnerables, las cosas de comer. El efecto banderita ya no tenía más recorrido y han tirado con todo por ETA, Okupas y pucherazo electoral. Saben a los animales, y no busco ser ofensivo, que se dirigen. La izquierda busca enseñar a hablar a perros cuando estos sólo pueden mover la cabeza a un lado en un intento banal de comprender y sólo se mueven por sensaciones, voz en grito o por agitación violenta.

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